Luto y Duelo en las Fiestas
Ahora que las épocas festivas se aproximan, y con todo esto de la pandemia a cuestas, muchos de nosotros estaremos lidiando por primera vez con la aflicción de ya no tener a un ser querido cerca nuestro. Y es que la muerte, para quienes solo la han presenciado, funciona así, como un espacio liminal: Al escoger entre la vida y la muerte, te quedas con el “entre”, y en él encuentras al duelo; un atisbo de vida en el recuerdo. Nuestras relaciones con aquellos fallecidos acaban por cambiar seguido, porque nosotros, igual que el resto, cambiamos.
A veces, me duele la sorpresa de encontrarme frente a una silla vacía, cerveza en mano, hablando con alguien más adulto, incluso menos tolerante, que como partió. Alguien que sigue aconsejando a través de un silencio que lo tañe todo, y que aparece cada que un olor o una textura inflama esta herida.
Pero es a través de estas heridas que la quintaesencia del otro se derrama como nuestra sangre. A pesar de esto, a veces lidiar con la ausencia puede volverse una batalla cuesta arriba. Aquí unos consejos, si los estas necesitando, para pasar mejor este fin de año.
Paciencia: Puede ser el consejo más genérico, pero lo cierto es que la vida jamás vuelve a ser igual. Todo se vuelve más complejo, todos nos vamos cansando más conforme los años van pasando, y existir incompletos, a veces rotos, es una sensación que nunca se evapora del todo. Si hace falta tomarte una Navidad a solas, un Año Nuevo sin familiares y amigos al lado, hazlo, aunque surjan las presiones obvias de siempre, los por qué, y un montón de nuevas exigencias.
Busca objetos y sensaciones que te recuerden a esa persona: A veces la mejor manera de calmar los dolores es colmándolos. Olores, texturas, o algo más simple como el recuerdo visual que nos dan las fotografías sirven. Es importante tomarse un tiempo para reconectar con el pasado y aunarlo con presente y futuro; es importante recordar que el duelo incluye lo que pudo haber sido, y lo que podría ser, por lo que no solo debemos llorar el antes.
Practica la llamada técnica de la silla vacía: Recomendada en el libro “Heridas Emocionales” por el doctor Bernardo Stamateas (2011), él mismo explica, refiriéndose al llanto que provoca la pérdida de un ser querido, que “Cuando perdemos a un ser querido…este llanto es sanador…el duelo es parte de la vida, es energía, es dolor que hay que gastar.” (pag. 43)
Es recomendable que te sientes frente a una silla vacía, imaginando que en ella está sentada esa persona especial, y que hables con libertad, permitiéndote expresar todo cuanto sientes. Puede que ritualizar este tipo de actividades te beneficie.
Y por último, repiensa tu relación con el duelo: El psicólogo Kazimier Dabrowski, conocido por su teoría de la desintegración positiva, incluía como parte de la personalidad a los llamados esquemas (Esquemas mentales, como aclaración). Estos esquemas son los marcos cognitivos que utilizamos para dar sentido al mundo en el que vivimos. Por dar un ejemplo: Todos tenemos un esquema para el concepto de “caballo”, el cómo se ve el animal, cuántas patas tiene, alguien más informado puede hablar de la especie y su parentesco con las cebras también. Pero los mismos esquemas se ven, a lo largo de nuestras vidas, sujetos a cambios. Un niño que no sepa que una cebra es una especie diferente a los caballos, puede llegar a creer que la misma es solo un caballo con rayas. Lo que ocurre en este proceso es que el niño adapta sus nuevos conocimientos (El que una criatura como un caballo, pero con rayas, existe) y los incorpora al esquema ya formado (Las cebras son, para él, un tipo de caballo). Pero todos sabemos que esto no es así; cualquier adulto que sea presentado con esta situación puede aclarar al niño que, en realidad, ese caballo con rayas es una cebra, y que ambos son cosas distintas. En esta instancia, el niño deberá adaptar ya no sus conocimientos al esquema, sino el esquema a sus conocimientos, y debe crear una nueva categoría, la de “cebra”. Esto es, en esencia, lo que ocurre cuando descubrimos que nuestra forma de pensar algo era errónea, por lo que te invito a repensar tu relación, no ya con los fallecidos, sino con el duelo, con el dolor que arrastramos con nosotros, ya que es nuestra última línea de defensa contra la muerte de nuestros seres queridos.
